"- Sabes una cosa, pronto voy a ser mayor. Tendré veinte años y nadie me dirá lo que tengo que comer y lo que tengo que hacer."
Empiezo esta entrada con lo que me ha dicho hoy un niño en el tiempo libre de comedor. Tiene 8 años, es el 4º de ocho hermanos, y está repitiendo 2º de primaria. Es literalmente un "trasto". No para, es inquieto, le encanta jugar al fútbol, y tiene una facilidad increíble para saltar la valla del colegio. Hoy no quería comer y su monitor no ha logrado convencerle. Así que me ha tocado de rebote ya que yo soy la MONITORA a la que llegan los "rebotados" pero bueno yo me lo tomo con mucha filosofía ya que de otra forma no seguiría con este trabajo, pero que le vamos a hacer me encanta escuchar a los niños y ser su amiga, así que acepto el premio de los Retos con los niños más complicados, porque a la larga es con los que más estoy aprendiendo y descubriendo cosas nuevas. Bueno os cuento, este niño no quería comer y el motivo era que hoy ya era mayor, vamos que él se sentía un niño mayor y que él podía decidir cuando comer y no iba a consentir que nadie le dijera nada. Estaba muy inquieto y al final he conseguido que comiera pero no ha querido usar la silla, así que lo ha hecho de pie. Imaginaros la imagen. Bueno como lo he conseguido? pues fácil, cuando me ha contestado que él era mayor me he puesto a su lado ( yo mido 1,75 ), y le he dicho que para ser mayor hay que crecer, y para crecer hay que comer, y que de momento yo era mucho mayor que él, así que tenía que comérselo todo en el cole y en casa. Me ha contestado que no me preocupara pero que mañana sería seguro mucho más alto y que cuando tenga veinte años me llamará por teléfono para quedar conmigo y que vea lo "grande" que es.
Ha sido un momento bonito, de sensaciones muy positivas, y por estos momentos vale la pena trabajar con niños. Porque no hay que olvidar que detrás de todas las trastadas que os cuento hay niños aunque a veces se olvida.
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