Ayer lunes, tuvimos un día relativamente tránquilo, pero hoy ha sido un día caótico, desesperante como si el Comedor se transformara en una ¡¡¡Jaula de Grillos!!!. Todos hablaban a la vez, bueno más que hablar, gritaban. Hemos tenido un accidentado de 6 años que se ha partido una ceja, resultado dos puntos de sutura. Una pelea entre dos niños de 8 años por cromos. Etc., Etc.,...
Tengo ganas de que llegue Papa Noel, junto a los Tres Reyes Magos, quiero que llegue la rutina. Para mis niños en concreto la Navidad significa jugar todos los días a "la play", y tener muchos regalos, al fin y al cabo lo que desean todos los niños por estas fechas. Pero el ansia porque lleguen esos días de vacaciones es algo desesperante y muy difícil de controlar. Los padres están agobiados pensando que van hacer con los niños cuando ellos estén trabajando, los abuelos ven como llega el momento de hacer de "niñeros", y al final quién lo paga son los niños, que transmiten la ansiedad, nerviosismo, ... de ellos mismos y los mayores que les rodean. Es una época muy bonita que se espera durante todo el año, pero estos últimos días es como si tuviera en lugar de niños, "grillos metidos en una jaula"; y reconozco que a veces me resulta muy difícil poder controlar la situación, aunque tanto mis compañeros como yo lo intentamos.
Los niños quieren llamar nuestra atención, ser protagonistas de este tiempo de Navidad, contarte una y mil veces su Carta a Papá Noel, y somos nosotros los que debemos dejar el ajetreo a un lado, tranquilizarnos y saber escuchar.
SABER ESCUCHAR.
